
Javier Milei: Queridos argentinos, quiero comenzar por agradecerles a todos.Gracias por haberme dado el honor de ser el presidente de esta gran nación ygracias por haber sobrellevado, como lo hicieron, los meses duros que tuvimos en elcomienzo de nuestra gestión. Me gustaría agradecer en especial a los argentinosmaltratados por el injusto modelo de la casta, los que no viven del Estado, losasalariados o quienes tienen dos empleos para sostener una familia, y a todosaquellos que la pelean incansablemente todos los días. En pocas palabras, quieroagradecerles a los argentinos de a pie, que fueron tratados como ciudadanos desegunda durante décadas y a quienes hoy queremos devolver el lugar que semerecen. El sacrificio que han hecho es conmovedor. Les aseguro que no será envano. Alguna vez, el presidente Menem dijo que el coraje de un pueblo se mide por lacantidad de verdades que está dispuesto a soportar. Cuando asumí la presidencia,hace exactamente un año, advertí que sacar al país de la miseria en la que noshundió el modelo de la casta iba a requerir atravesar un impasse de dolor, inclusopeor que el que ya se vivía en la Argentina. Era una verdadera prueba de fuego.Ustedes me correspondieron, soportando esa verdad y aceptando el trago amargocon la frente en alto, a pesar de todo lo que ya habían perdido.Hay un refrán que dice que “los buenos tiempos crean hombres débiles, loshombres débiles crean tiempos difíciles, los tiempos difíciles crean hombres fuertes,y que son los hombres fuertes quienes crean buenos tiempos”. Este año, losargentinos hemos demostrado ser hombres y mujeres fuertes, forjados al calor detiempos difíciles. Hemos demostrado que, cuando un pueblo toca el fondo delabismo, su urgencia por emprender un cambio profundo e irreversible, se convierteen una verdadera fuerza de la naturaleza.Hoy, con orgullo y esperanza, puedo decirles que hemos superado la prueba defuego. Estamos saliendo del desierto: la recesión terminó y el país finalmente hacomenzado a crecer. Gracias por confiar en este gobierno. Esto no quiere decir quehayamos llegado a puerto, pero sí quiere decir que podemos terminar el año conalivio y de que hemos dejado atrás lo peor, y arrancar el año entrante con la certezade que el futuro será cada vez mejor. Se vienen tiempos felices en Argentina. Pero,por eso mismo, es condición necesaria que todos tomemos dimensión de lo logrado

a lo largo de este año, para custodiar y no dar por sentado lo que tanto nos costóalcanzar.Hace exactamente un año, la tasa de inflación viajaba a un ritmo del 17.000%anualizado en el índice mayorista. Nos habían plantado una hiperinflación que,dadas las condiciones sociales en las que ya se encontraba la Argentina, iba a dejar un tendal de miseria nunca antes visto. Ni el Rodrigazo, ni la hiper del ’89, ni el2001, ni dichas tres crisis juntas. Hoy, ese mismo índice de precios mayorista marcóun 1,2% para el mes de octubre, y sigue bajando. Estamos cada día más cerca deque la inflación sea poco más que un mal recuerdo. Hace exactamente un año,teníamos 15 puntos de déficit fiscal consolidado, de los cuales cinco correspondíanal Tesoro y diez estaban debajo la alfombra del Banco Central. El déficit era elhuevo de la serpiente de todos nuestros males, ya que sin déficit no hay deuda, niemisión, ni inflación. Hoy, hemos logrado un superávit fiscal sostenido, libre dedefault, por primera vez en los últimos 123 años. Esto fue gracias a realizar el ajustemás grande de la historia de la humanidad y a aplicarle un torniquete a la emisiónmonetaria hasta llevarla a cero.Hace exactamente un año un degenerado fiscal que no voy a nombrar venía deimprimir 13 puntos del PBI en un año para ganar una elección, sin cuidado de lainflación que iba a generar. Hoy la emisión monetaria es cosa del pasado.Hace exactamente un año, la deuda con importadores ascendía a la estrepitosasuma de 42.600 millones de dólares, lo cual nos había dejado al borde del colapsode la cadena de pagos. Hoy, no solo está saneada la deuda, sino también el flujo deimportaciones, dado que se pagan en su totalidad, en fecha y forma.Hace exactamente un año, teníamos más de un punto del PBI de déficit comercial yreservas netas negativas por 11.000 millones de dólares. Hoy tenemos superávitcomercial, creciendo a pasos agigantados, gracias a lo cual ya pudimos comprar más de 20.000 millones de dólares, récord histórico de nuestra nación, tanto paraacumular reservas como para hacer frente a los distintos pagos que teníamos yseguimos teniendo por delante. En otras palabras, estamos pagando la deuda quenos dejaron los defaulteadores seriales.Hace exactamente un año, la brecha cambiaria era del 180%. Hoy, la brechacambiaria está prácticamente muerta y el dólar libre se encuentra al mismo valor que hace un año. Hacía 16 años que no sucedía algo así en nuestro país. Estoprodujo que el salario básico promedio crezca de 300 dólares a 1.100 dólares. Haceexactamente un año, teníamos un riesgo país de 1.900 puntos, que venía de ser incluso más alto, con bonos nacionales cotizando a 35 dólares. Hoy, el riesgo paísse encuentra por debajo de los 700 puntos, y nuestros bonos ya se encuentran por encima de los 70 dólares. Esto no es un valor abstracto que solo tiene queimportarle a los economistas. Bajar el riesgo país nos permite bajar las tasas de

interés, es decir, mejorar la capacidad que tienen todos los actores de la economíapara acceder a un crédito más barato, lo cual facilita la inversión y genera puestosde trabajo.Hace exactamente un año, la tasa monetaria se encontraba en 133%. Hoy, seencuentra en 32%, bajando el costo general de los créditos. Para entender el rol dela política monetaria, es la preferencia de cuánto paga el Estado por recibir plataprestada. Si el Estado paga mucho, los bancos prefieren prestarle al Estado; si elEstado paga poco, los bancos prefieren prestarle al privado. Es decir, hoy, por primera vez en mucho tiempo, los bancos prefieren trabajar de bancos.En concordancia con esto, hace un año habían desaparecido las compras encuotas. Hoy no solo tenemos cuotas, sino que también tenemos créditoshipotecarios a 30 años, con más de 250.000 consultas registradas para acceder auno.Hace exactamente un año, teníamos una economía completamente maniatada deregulaciones que le complicaban la vida a todos y ahuyentaban cualquier tipo deinversión. Al día de hoy, ya eliminamos más de 800 normativas, a razón de más de2 por día. Así, abrimos los cielos, desregular el transporte terrestre, eliminamos losprecios máximos y las prohibiciones de exportación. Derogamos la ley de góndolas,eliminamos los excesos de SADAIC y las sociedades de gestión colectiva,habilitamos internet satelital y aumentamos la competencia en el sector demedicamentos.Si consideramos la Ley Bases y el DNU en su conjunto, hemos hecho la reformaestructural más grande de la historia, ocho veces más grande que la de Menem.Hace exactamente un año, teníamos la nefasta Ley de Alquileres, que hacía caer laoferta inmobiliaria y subir los precios de alquiler muy por encima de la inflación. Hoy,los contratos de alquiler son acuerdos libres entre partes, la oferta de inmuebles nopara de crecer y el precio promedio de alquiler cayó hasta un 30% en términosreales. Hace exactamente un año, teníamos el nefasto sistema SIRA, que eraaprovechado por un grupo de cleptómanos para cobrar coimas en lasimportaciones. Hoy, cualquiera que desee importar algo puede hacerlo, y cada díareducimos aranceles para más bienes, como por ejemplo herbicidas, urea, insumosplásticos, neumáticos, electrodomésticos, motos, productos LED y muchos más,haciendo bajar los precios y beneficiando a toda nuestra sociedad mediante lacompetencia.Hace un año, nos encontrábamos entre los peores 35 países del mundo en elranking de libertad económica. Hoy ya nos encontramos en la mitad superior de latabla y no vamos a parar hasta convertirnos en el país más libre del mundo. Por eso, nuestro objetivo es hacer 3.200 reformas estructurales más antes de terminar nuestro mandato. Hace exactamente un año, tener las calles de nuestras ciudades

secuestradas por los piquetes era la norma. Imagínense que en 2023 hubo más de8.000 piquetes, un promedio de 32 piquetes por día hábil a lo largo y ancho del país.Hoy, los piqueteros tienen miedo de tomar la calle, y la gente puede circular tranquila, y con razón, porque para nosotros el orden público es sagrado.Esto también sucedió porque, hace un año, teníamos un sistema de representaciónforzada mediante el cual el Estado obligaba a los más vulnerables a depender dedistintos gerentes de la pobreza que los forzaban a asistir a piquetes para cobrar suplan. Hoy, toda ayuda social se asigna de forma directa a los beneficiarios, sinintermediarios. Hace un año, la tarjeta alimentaria de Asignación Universal por Hijono llegaba a cubrir el 60% de la canasta básica. Durante este año se duplicaron entérminos reales, y hoy ya cubren el 100%. Es decir, cumplimos con nuestra promesade cuidar a los más vulnerables durante el ajuste. Hace un año, nuestras fuerzas delorden eran despreciadas por la clase política, la calle era tierra de nadie, imperabael “sálvese quien pueda”. Cerrábamos el año con más de 250 homicidios enRosario, que estaba completamente cooptada por el narcotráfico. Ahora, el que lashace, las paga. Lanzamos el Plan Bandera y logramos reducir los asesinatos enRosario en un 63%. También estamos poniendo a los presos en todo el país atrabajar para que le devuelvan de alguna manera a la sociedad todo el mal que lehan causado.Hemos emprendido el único camino posible para terminar con la inseguridad, unade las batallas más largas y duras que tiene la Argentina por delante.Hace un año, era costumbre que los gobiernos argentinos fueran un hazmerreír anivel global, asociados a las peores dictaduras y regímenes criminales. Esto fue unapráctica de décadas, donde, en el mejor de los casos, éramos un país irrelevante y,en el peor, éramos utilizados como el ejemplo, a lo largo y a lo ancho del planeta, detodo lo que no se debe hacer ni decir.Hoy el mundo vuelve a posar sus miradas sobre la Argentina por los motivoscorrectos. Ciudadanos e inversores de todo el mundo evalúan la posibilidad de venir a vivir aquí, y en materia económica, una potencia como Estados Unidos estádiseñando su propio Ministerio de Desregulación a imagen y semejanza del nuestro.Hace un año decían que no llegábamos a enero. Hoy ya estamos en diciembre.Decían eso porque necesitaban que no fuéramos rápido y no destapáramos suscurros, pero adivinen qué: se los estamos destapando uno por uno, sin darlesrespiro. Y no nos vamos a ir a ningún lado. Se preguntarán si esto que estamoshaciendo funciona: si tener una política fiscal ortodoxa funciona, si ser intransigentecon las extorsiones y el delito funciona, si achicar el Estado para engrandecer a lasociedad funciona. ¿Por qué nadie lo hizo antes?

Lo que ocurre es que, la mayoría de las veces, lo que es positivo para la sociedades perjudicial para la política y viceversa. Esa es la naturaleza del modelo de lacasta. Ellos necesitan que a la sociedad le vaya mal para que a ellos les vaya bien.Debemos entender por qué la casta actúa de esta manera: a ellos no les importapensar a largo plazo. Su mente no está puesta en un proyecto de nación, sino endilapidar el futuro en favor del presente inmediato. Está en su ADN. No piensan enotra cosa que no sea explotar al máximo a la sociedad en el aquí y ahora para supropio rédito político. Cuando el rey Luis XV de Francia despilfarraba la riqueza delreino en sus placeres personales, solía decir una frase: “Después de nosotros, eldiluvio”. En otras palabras, a la casta no le importa el futuro; que las generacionesvenideras se las arreglen como puedan. A medida que la política fue aprendiendo a quemar el futuro de los argentinos parasu propio beneficio, gran parte de la sociedad se fue acostumbrando a la mismadinámica. Forzada por el cortoplacismo impuesto desde arriba, no vio otra salidaque intercambiar su voto por beneficios cada vez más inmediatos. La emisiónmonetaria y la expansión estatal indiscriminadas son dos expresiones de estefenómeno. Ambas se basan en producir una sensación de beneficio inmediato,mientras que sus efectos negativos solo se sienten con el correr del tiempo.Carreras políticas enteras se han construido de esa manera, dejando como saldosociedades cada vez más destruidas, con un Estado cada vez más grande y máscaro. Los privilegiados por el Estado omnipresente, que cada vez eran más, seconvirtieron en parte interesada y defensores de que nada cambie. Esto explica queperiodistas, sindicatos, organizaciones sociales y políticos de todos los colores, quehasta hace poco se sacaban los ojos, se hayan unido en defensa del statu quocomo si pertenecieran a un mismo partido: el partido del Estado. Ellos quieren vivir en su torre de marfil, en su paraíso ficticio, erigido sobre una sociedad cada vez másempobrecida. Llaman a sus privilegios “derechos adquiridos”, casi como si fueranuna especie de nobleza con derecho divino a vivir a costa de la sociedad. Bueno,nosotros vinimos a desmontar ese sistema de raíz. Vinimos a terminar con elrégimen de privilegios que convirtió a los argentinos de bien en ciudadanos desegunda. Llegó la hora del hombre común.Por eso, le pasamos la motosierra al gasto público. Le pusimos fin a la pautapublicitaria de los medios, que solo en 2023 había ascendido a más de 100 milmillones de pesos a valor actual. Redujimos los ministerios de 18 a 8, eliminamoscasi 100 secretarías y subsecretarías, y cerramos más de 200 áreas que teníanfunciones duplicadas u obsoletas. Congelamos el salario de funcionarios de altorango desde enero hasta la fecha. Cerramos TELAM, que funcionaba como unaagencia de propaganda kirchnerista, y solo este año proyectaba una pérdida de 20mil millones de pesos. Echamos a 34.000 empleados públicos y les estamostomando examen de idoneidad a los demás.

Por eso también eliminamos los cargos hereditarios en el Estado, que nos remitíana épocas coloniales de privilegios nobiliarios. Cerramos el INADI y el Ministerio de laMujer, que eran aguantaderos de militantes y se utilizaban para perseguir aadversarios políticos. Terminamos con los privilegios de la casta sindical enempresas públicas como Aerolíneas e Intercargo y, aunque nos sigan queriendoextorsionar, no vamos a dar el brazo a torcer. Estamos logrando que muchosempleados públicos que se creían seres superiores entiendan que son servidorespúblicos, que están ahí para brindarle un servicio de calidad a quienes paganimpuestos. Además, eliminamos más de 15 fondos fiduciarios que eran curros de lapolítica. Eliminamos los subsidios al INCAA, que pasó de un déficit de 2 millones dedólares a un superávit de más de 4. Eliminamos el curro que era el Registro Únicodel Transporte Automotor, ahorrando a los argentinos más de 36 mil millones depesos por año. A través de la SIGEN, hemos auditado a todo el Estado y estamosauditando a las universidades públicas, que también tienen que rendirle cuentas a lasociedad, aunque se resistan.Todo esto no es un canto anticipado de victoria, sino un reconocimiento de quehemos cumplido el rumbo que nos trazamos y una ratificación de que nuestrospróximos objetivos serán también una realidad. Porque hace exactamente un año,había un gran escepticismo en el debate público y en los medios acerca de sinuestro gobierno podía tener éxito. En el mejor de los casos, decían que noteníamos la experiencia, la capacidad ni el poder político necesario para cumplir nuestros objetivos. En el peor de los casos, que nuestro gobierno no iba a durar nitres meses, y muchos esbirros de la casta intentaron hacer realidad este vaticiniopor la fuerza bruta. Así y todo, logramos estabilizar la economía y evitar la catástrofea la que nos dirigíamos. Y con únicamente el 15% de los diputados y 10% de lossenadores, hicimos la reforma estructural más grande de la historia argentina.Lo que quiero decirles con todo esto es que, si pudimos hacer tanto con todo elmundo en contra, imagínense todo lo que podemos hacer con viento a favor. Podríair el doble de lejos, el doble de rápido. Podría pasarme un año entero describiendolas cosas que cambiaron en este último año, pero no quiero hacerlos perder tantotiempo, porque otra cosa que cambió en estos 12 meses fue dejar de mirar haciaatrás para empezar a mirar hacia adelante.Quiero aprovechar unos minutos en este balance del año que estamos haciendopara contarles cómo va a ser este futuro próspero que está comenzando, para queustedes puedan diagramar su propio destino, el de su familia y siempre en libertad.Tal como dijimos que iba a ocurrir, en el segundo trimestre la actividad ya empezó arepuntar, es decir, hacer los deberes está dando resultados. Esta tendencia semantendrá el año que viene. Estamos entrando a un año de baja inflación, altocrecimiento económico y, en consecuencia, un crecimiento sostenido del poder adquisitivo de los argentinos, algo que hace décadas los argentinos no viven. ¿Por qué digo que el año que viene tendremos crecimiento sostenido? Lo digo

esencialmente por dos razones. En primer lugar, algo que ya estamos viendo hoy: laeconomía ha entrado en una recuperación cíclica que nos está sacando del pozo enel que nos dejaron. Esa recuperación cíclica se basa en dos factores: por un lado, larecomposición de los salarios reales y las jubilaciones por la destrucción de lainflación; por otro lado, la recomposición de stocks de las empresas, que va adinamizar la economía luego de la liquidación de los inventarios durante el primer semestre de este año. Pero esto es coyuntural, es parte de lo que estamos viendohoy que explica el brutal crecimiento de la economía en el último trimestre.Pero además está la cuestión estructural. El ahorro realizado durante este año de15 puntos del PBI, que la política dilapidaba, ha sido devuelto al sector privado, loque generará un aumento de la inversión y también del consumo.Por otro lado, la baja del riesgo país y, en consecuencia, de la tasa de interés,abarata el costo de capital y, por lo tanto, va a producir un aumento directo de lainversión. Además, a estos dos factores se les suma un tercero, que es la reducciónde la carga impositiva total, ya sea por la eliminación del impuesto inflacionario y/opor la reducción de impuestos explícitos que vamos a encarar el año próximo.De hecho, mi equipo está terminando en estos días una reforma impositivaestructural que reducirá en un 90% la cantidad de impuestos nacionales y ledevolverá a las provincias la autonomía impositiva que nunca debieron haber perdido. Así, el año próximo veremos una verdadera competencia fiscal entre lasprovincias argentinas para ver quién atrae más inversiones.El cuarto punto central del proceso de crecimiento que veremos a partir del próximoaño tiene que ver con la cuestión monetaria: la convergencia del tipo de cambioparalelo al tipo de cambio oficial, que estamos viendo en estos días y que no haocurrido nunca en la historia de la humanidad, porque siempre el oficial convergedonde estaba el paralelo y no al revés. Esto nos acerca cada día un poco más a lasalida definitiva del cepo cambiario, una aberración que nunca debería haber ocurrido y que, con nosotros, se va a terminar el año que viene y para siempre. Paraello estamos trabajando en una solución definitiva para el problema de los stocks delBanco Central, que puede darse ya sea a través de un nuevo programa con elFondo Monetario y/o a través de un acuerdo con inversores privados. Pero, ademásde esto, para avanzar en el proceso del cierre del Banco Central que hemosprometido y que terminará con la inflación para siempre en Argentina, hemosanunciado un esquema de competencia de monedas para que todos los argentinospuedan utilizar la moneda que quieran en sus transacciones cotidianas. Van a poder hacer las transacciones en la moneda que ustedes quieran, créase o no, lo estamoshaciendo.

Esto quiere decir que desde ahora cada argentino va a poder comprar, vender yfacturar en dólares o la moneda en que consideren, exceptuando el pago deimpuestos que por ahora seguirá siendo en pesos.Todo esto significa que este proceso de crecimiento será sostenible en el tiempo, esdecir, que estamos abandonando ese sube y baja que era nuestra economía, en elcual un año estábamos bien, al siguiente caíamos, y así sucesivamente, sin crecer de verdad durante décadas y cayendo en términos per cápita. Esta vez, no. Elcrecimiento llegó para quedarse, al igual que el superávit fiscal.Para acelerar la recuperación, también es fundamental romper las cadenas delcomercio exterior que hoy nos asfixian, para poder exportar e importar más bienes yservicios de mejor calidad y a un mejor precio. Por eso, como anuncié en la Cumbredel Mercosur, estamos avanzando en una propuesta para eliminar trabasarancelarias que dificultan el comercio dentro del bloque, pero también buscaremosreducir el arancel externo común que nos encarece la vida a todos sin ningúnbeneficio en contraprestación. Nuestro objetivo último en el Mercosur es aumentar laautonomía de los integrantes del organismo de cara al resto del mundo, para quecada país pueda comerciar libremente con quien quiera según les convenga. En esalínea, nuestro primer objetivo será impulsar durante el próximo año un tratado delibre comercio con Estados Unidos, el tratado que debería haber sucedido hace 19años.Imaginen lo que hubiéramos crecido en estos casi dos décadas si hubiéramoscomercializado con la primer potencia mundial. Todo ese crecimiento nos fuearrebatado con la simple firma de un grupo de burócratas, negados a los beneficiosdel libre comercio. De esta manera, Argentina dejará de darle la espalda al mundo yvolverá a ser protagonista del comercio mundial, porque no hay prosperidad sincomercio y no hay comercio sin libertad.En paralelo a todo esto, gracias al RIGI, tendremos el terreno de crecimiento llenode nuevos jugadores que nunca existieron en nuestro país. A base de darle unmarco fiscal lógico a las inversiones de más de 200 millones de dólares, ya tenemossolicitudes de aprobación de inversiones por más de 11.800 millones de dólares, yhay anuncios por miles de millones más en sectores como infraestructura, minería,siderurgia, energía, automotriz, tecnología, petróleo y gas. Esto funciona como unaanticipación de lo que será nuestro futuro régimen de bajos impuestos. Las grandesinversiones del régimen traerán un boom comercial, porque así como generannuevo empleo directo, demandan bienes y servicios de empresas que ya existen,generando miles de puestos de trabajo indirectos y mejorando la productividad delas mismas. Estas inversiones van a funcionar como una inyección de esteroides anuestra economía, poniéndonos en el lugar en el que deberíamos estar hacemuchos años.

A su vez, el ministro de Desregulación continúa su maratón, bajando cada día másel costo argentino, volviéndonos más competitivos a cada segundo, lo cual tambiénredundará en un aumento de la productividad para todos los sectores de laeconomía, acrecentando todo lo que ya mencioné antes. En materia de reforma delEstado este año ya conocieron la motosierra, pero consistió principalmente enrevertir los excesos de los últimos años kirchneristas. Ahora se viene la motosierraprofunda, porque lo que tenemos que desandar son capas geológicas deorganismos y funciones estatales injustificadas. Nos hemos acostumbrado a pensar al Estado nacional como una niñera que se tiene que hacer cargo de todo, desdedarle de comer hasta entretener a cada ciudadano.Pero cuando un Estado se arroga tareas que no le competen, además de destruir alsector privado, termina por incumplir sus obligaciones más básicas, como asegurar el orden público o tener una moneda estable. Todo esto lo aprendimos por las malasen los últimos 20 años. Lo voy a decir de frente: es siempre contraproducente que elgobierno nacional se encargue de cuestiones que o bien pueden resolver losEstados subnacionales o bien hace mejor el sector privado a través de mecanismosde mercado. Por eso, nosotros vamos a hacer una auditoría inclemente paraavanzar con la reducción del gasto público más profunda de la historia de Argentina.Esto nos llevará a un Estado más chico, más efectivo y más barato para todos lospagadores de impuestos. Vamos a continuar eliminando organismos, secretarías,subsecretarías, empresas públicas y todo estamento del Estado que no deberíaexistir. Cada atribución o tarea que no corresponda a la que se supone que tieneque hacer el Estado nacional será eliminada. Porque cuanto más chico el estado,más grande la Libertad.En materia de seguridad, no vamos a frenar hasta que nuestra doctrina de “el quelas hace, las paga” esté tallada en la memoria de cada delincuente. Vamos aproponer una ley de reiterancia para que los presos reincidentes paguen más carovolver a equivocarse. También vamos a impulsar una ley antimafia, a imagen ysemejanza de la ley RICO, que liquidó el crimen organizado en Estados Unidoshace 50 años. A su vez, haremos realidad la baja de la edad de imputabilidad, demanera que quien sea lo suficientemente maduro como para cometer un delito, seatambién lo suficientemente maduro como para sufrir las consecuencias.Por otra parte, vamos a reformar la Policía Federal para convertirla en una agenciafederal de investigación criminal, aumentando su eficiencia operativa, suprofesionalización, su tecnología y su capacidad para combatir delitos tantonacionales como transnacionales.Por último, vamos a impulsar una unidad antinarcoterrorismo en la triple frontera encoordinación con nuestros vecinos que integran el Mercosur. Lo que representa

capital humano, la debacle económica, social y cultural de las últimas décadas, hadejado un sistema donde millones de chicos comienzan su vida desprotegidos y conhambre, atraviesan su infancia y adolescencia sin aprender a leer ni escribir y nuncalogran insertarse correctamente en la sociedad. Con el Ministerio de CapitalHumano, tenemos el desafío titánico de reconstruir los lazos sociales y dotar deherramientas a nuestras futuras generaciones, al servicio de lo cual trabajaremoscon distintos programas de alfabetización, capacitación y de fortalecimiento del rolde las familias.Como les digo, la cruzada desregulatoria de este gobierno nos ha puesto en elmapa mundial. En materia tecnológica esto augura un futuro de enormesoportunidades, porque el giro a la libertad y el optimismo tecnológico que estádando la Argentina contrasta con muchos países desarrollados, que cada día estánmás cerca de ser un infierno regulatorio.Nosotros tenemos energía de sobra, tierras frías e inhóspitas de sobra, y recursohumano de calidad, también de sobra. No por nada somos el país con másunicornios tecnológicos per cápita de la región. Estos tres factores combinadosforman una tormenta perfecta para atraer inversiones de altísimo grado eninteligencia artificial. Que nadie se sorprenda si la Argentina se convierte en elpróximo hub de inteligencia artificial del mundo. De hecho, no es casualidad que lasmayores empresas del mundo estén evaluando proyectos en Argentina.Lo interesante es que el aumento de demanda de energía que implica la Inteligencia Artificial va a generar en el mundo entero un resurgimiento de la energía nuclear después de décadas de declive, y nosotros no nos vamos a quedar atrás. Vamos adiseñar un plan nuclear argentino que contemple la construcción de nuevosreactores, así como la investigación de las tecnologías emergentes de reactorespequeños o modulares, manteniendo los máximos estándares de seguridad yeficiencia. Este plan será presentado en los próximos días por el doctor Reidel y nospondrá, una vez más, a la vanguardia en la materia. Cuando en Argentina imperaronlas ideas de la libertad, fuimos punta de lanza de la región en tecnología. En el año1900, Argentina era el país con la mayor red de ferrocarriles de América Latina y laundécima del mundo. Hoy, paradójicamente, solo reencontrándonos con lasverdades de nuestro pasado profundo podemos explotar nuestro potencial y dar unsalto hacia el futuro.En definitiva, y para ir terminando, espero que poder dimensionar cuánto hacambiado la Argentina en tan solo un año nos ayude a darle combustible a nuestraesperanza, pensando en el próximo año. Todavía tenemos un camino largo por recorrer, pero hoy, por primera vez en décadas, hemos sentado las bases para queeste camino conduzca al país próspero y pujante que nuestros padres fundadoressoñaron.

Donde antes había angustia, hoy impera la estabilidad y la previsibilidad. Dondeantes estábamos abandonados al caos y la violencia, hoy impera el orden. Dondeantes padecíamos la opresión del Estado, hoy ha vuelto a imperar la libertad. Dondeantes reinaban los privilegios de unos pocos, hoy impera la igualdad ante la ley paratodos. Sin esos pilares básicos que durante varios años estuvieron ausentes, nohabría salida posible para nuestro país. Ahora, de ser uno de los peores países con resultados económicos en los últimos40 años, pasamos a ser uno de los que mejores se proyectan para los próximos 40años. En todo el mundo se está hablando de Argentina, e incluso hay quienesconsideran a todo este proceso un verdadero milagro económico: el Milagroargentino. Quiero agradecer a cada uno de los integrantes de mi gabinete por elinmenso trabajo que han hecho a lo largo del año. Nada de esto habría sido posiblesin ustedes. En especial, quiero agradecerle a mi hermana, la secretaria general dela presidencia, por la enorme labor que ha llevado adelante, no solo durante lacampaña, sino durante todo este año. Sin ella, nada de todo esto sería posible. Argentina tendrá para siempre una enorme deuda de gratitud para con ella.Pero no nos podemos dormir en nuestros laureles. El año que viene es un añoelectoral. A diferencia de lo que suelen hacer los políticos, que en los añoselectorales se dedican a despilfarrar la plata de todos los argentinos como si fuerapropia en búsqueda de votos, nosotros vamos a hacer algo distinto. Es único en lahistoria de las democracias modernas que un gobierno comience el año electoral sinuna política fiscal y monetaria expansiva, porque justamente esa es la lógica delpasado que nos ha hundido. Nosotros no vamos a caer en esta tentación queseducía a la casta, porque nosotros somos el futuro y la prosperidad.Vamos a continuar nuestro programa de ajuste para poder bajar impuestos ydevolverle el dinero al sector privado, y vamos a poner sobre la mesa una agendade reformas profundas, desarrolladas sobre los pilares que les conté hoy, para quela sociedad elija legalmente qué país quiere. Una reforma impositiva, una reformaprevisional, una verdadera reforma laboral, una reforma a las leyes de seguridadnacional, una profunda reforma penal, una reforma política y otras tantas reformasque el país se debe desde hace décadas.Por primera vez en muchos años, las elecciones del año próximo no se tratarán depersonas, sino de ideas. Será una elección entre los políticos rancios del pasado onuestra agenda del futuro. Vamos a plebiscitar los pilares sobre los cualesqueremos construir esta nueva Argentina, muchos de los cuales hemos defendidocomo conceptos a lo largo de este año y con los que muchos dirigentes secomprometieron cuando firmaron el Pacto de Mayo. Espero que reflexionar juntossobre cuánto hemos cambiado y sobre cuánto más tenemos para hacer nos ayude adimensionar cuánto hay en juego el año que viene, porque ahora, por primera vez

en mucho tiempo, los argentinos tenemos algo que perder. Por eso, como decíaThomas Jefferson: “El precio de la libertad es su eterna vigilancia.”En esta misma línea, también le quiero extender una advertencia al resto de lapolítica. Creyeron equivocadamente que haber elegido a este gobierno fue unarrebato caprichoso de la sociedad en un momento de profundo malestar. Bueno, lasociedad este año les demostró que su compromiso con el cambio no fue uncapricho momentáneo, sino una convicción inquebrantable, amparada en laesperanza de reconstruir nuestra nación.Los argentinos no toleran ni tolerarán obstrucciones insensatas y malintencionadasa nuestras reformas, y será un acto de ingenuidad importante no aprender de esteaño transcurrido. Les guste o no, la Argentina salió del pozo en el que los políticosnos hundieron, y hoy, por primera vez en décadas, asoma el sol de la esperanza.El país se encamina hacia un futuro de prosperidad que, para muchos de ustedes,es inimaginable. Pero nada ni nadie podrá arrebatarle esa esperanza a losargentinos, porque, a diferencia de otros momentos de nuestra historia donde laesperanza estaba basada en meras palabras vacías, nosotros hemos traídoresultados. Se pueden ver, se pueden palpar. Ese futuro de prosperidad está alalcance de nuestras manos. No hay nada que puedan hacer para evitarlo: puedensubirse al tren del progreso o pueden ser arrollados por él. Sin más, quiero volver aagradecer a todos los argentinos por el enorme sacrificio que han hecho este año.Sepan que no ha sido en vano y que todo este año que ha transcurrido serárecordado como el primer año de la Nueva Argentina. Espero que pasen undiciembre feliz y en familia, y que planifiquen en grande para el año que viene.Tengan la tranquilidad de que este gobierno los defenderá a capa y espada y nuncapierdan la fe en la grandeza futura de nuestra República. Que Dios los bendiga atodos y cada uno de ustedes, y que las fuerzas del cielo nos acompañen. ¡Muchasgracias!